No todos los genéricos son iguales. A veces cambian de color, son más o menos alargados, ranurados o no… Los pacientes habitualmente se quejan de que cada vez se lo ponemos más difícil; » Con lo que me cuesta entender y pronunciar los nombres de los medicamentos…y ahora ésto»
Esta entrada viene al hilo de un caso en el que el paciente doblaba la dosis de la medicación en cada toma porque partir la pastilla le resultaba complicado. La dosis recetada por el médico era media pastilla cada 24 horas, pero lo que no sabía el galeno y lo que desconocíamos en la farmacia era que a la pastilla de la marca de genérico dispensada ( siempre la misma ) le faltaba la rayita de la mitad que sí que tenía la marca original. El paciente decidió por su cuenta y riesgo tomar la pastilla entera. » como no llevaba la rayita y el comprimido era tan pequeño…»
Solución: bucear en el vademecum de genéricos hasta dar con la marca de genéricos que comercializa la pastilla ranurada, la más parecida a la marca.
Este es un ejemplo de los errores de medicación que ocurren.
Pequeños detalles que marcan la diferencia.
¿Para cuando la bioapariencia?
Añade a esto el que en Andalucía, cuando prescribes por principio activo, los farmacéuticos están obligados a dispensar la marca (normalmente genérica o EFG) que ha ganado la subasta, por lo que si no tiene ranura, o lleva lactosa, o cualquier otra «tontería» que diferencia a un fabricante de otro, no tiene remedio y te hace tener que prescribir por marca, aunque sea EFG, con la consecuente llamada de atención de los gestores.
Gracias por el comentario Iñaki.
Seguiremos reivindicando la igualdad en apariencia.
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